Historias

A 34 años, la tragedia del avión militar en el dique de Ullum llegará a un libro

José Chicahuala, reconocido exjefe de Bomberos de San Juan, participó de todo el operativo de rescate de los cuerpos de tres integrantes de la Fuerza Aérea Argentina que murieron a estrellarse en un avión en el que hacían ejercicios. Esa experiencia marcó su vida y quiere compartirla en una publicación.
sábado, 24 de agosto de 2019 00:00
sábado, 24 de agosto de 2019 00:00

"¿Es una broma? ¿Cómo se va a caer un avión en el Dique de Ullum?". Esa fue la reacción de José Chicahuala al recibir un llamado revelador. El reconocido jefe de Bomberos de San Juan, ahora retirado, participó de todo el operativo de rescate de los tripulantes y de los restos del avión MS 760 “París" de la Fuerza Aérea Argentina que se hundió en el embalse, el 14 de agosto de 1985. Una hora antes del mediodía de ese miércoles nadie podía creer que estaban frente a la mayor tragedia en el Dique de Ullum que involucró a una aeronave.

Las crónicas de la época resaltaron que pescadores vieron que el avión voló muy bajo, casi rozando el agua del dique. Después se fue hacia el Oeste y volvió, sin poder evitar estrellarse. Entonces, se hicieron los llamados desesperados de auxilio aunque todo presagiaba lo peor.

"Se montó un operativo sin fisuras. Parecía que sabíamos a lo que nos enfrentábamos; actuamos como si hubiéramos tenido experiencia pero era la primera vez que nos enfrentábamos a una situación así", recuerda Chicahuala en diálogo con Diario La Provincia SJ. Él junto a 12 buzos de Bomberos se adentraron en el dique con el objetivo de buscar sobrevivientes. "En el primer día el viento complicó todo. Nos organizamos para trabajar en parejas e incluso hasta 4 buzos bajaban para buscar a los tripulantes. Apareció un casco flotando y en la exploración, supimos que habían fallecido", detalló.

El fuselaje del avión fue rescatado por completo para las pericias.

Se trataba del mecánico sanjuanino suboficial Hugo Riveros, del piloto Marcelo Peñale y del copiloto Héctor Bruno, ambos alférez mendocinos. Dependían de la IV Brigada de la Fuerza Aérea Argentina con asiento en Mendoza y cumplieron en nuestra provincia con un ejercicio de entrenamiento. Habían salido del aeropuerto El Plumerillo y una vez cumplida su labor, avisaron que irían al aeropuerto Las Chacritas. Pero al pasar por el dique, algo salió mal. Incluso se afirmó que habían cambiado la ruta y desconocían el motivo.

Para José Chicahuala el hecho no dejó de sorprenderlo. Más aún, el aparente intento desesperado de los mendocinos por salvar su vida. "Estaban enredados en sus paracaídas. Quisieron eyectarse pero no lo lograron. Riveros, el sanjuanino, había quedado en la cabina. Fue el primer cuerpo que logramos sacar; después el de sus compañeros. Fue una tarea muy ardua pero el operativo en el que trabajamos con el comisario Martín fue de calidad. Formamos un grupo muy unido, todos trabajando a la par; no hubo desinteligencias porque no permitimos que nada rompiera ese engranaje", contó orgulloso.

Y es que a diferencia de otras tragedias aéreas, el rescate de los fallecidos y del avión completo se hizo en cuestión de días. El personal de la FAA aguardaba que se recuperara todo el material posible para peritar y así se hizo. "Las turbinas se habían desplazado más de 100 metros y la cabina del avión se hundió unos 200 metros. Teníamos dificultades para sacar todo por lo que había bajo el agua. Utilizamos un método "casero" con tambores de 200 litros que llenábamos y hacíamos vacío para poder transportar todas las partes del fuselaje. Estuvimos apoyados por gente de Mendoza y todo el traslado se hacía al embarcadero del dique", describió.

Por esos días toda la provincia estaba conmocionada y ávida de conocer los detalles. Por eso, Chicahuala recuerda las decenas de curiosos que llegaban a verlos trabajar hasta que el Sol se los permitía. Permanentemente marcaban los límites para que la gente no pasara, arriesgando el operativo. 

José Chicahuala afirma que la tragedia lo marcó. Escribe un libro para compartir su experiencia. Foto: Gentileza La Ventana

La rigurosidad dio sus frutos ya que extrajeron el avión completo. Días más tarde, los buzos y todos lo que participaron de la misión de rescate recibirían una condecoración del Gobierno de San Juan. Después, volverían una y otra vez al lugar a realizar ejercicios de buceo. ¿La misión?: recuperar las pequeñas partes del avión que habían quedado en el fondo del dique.

"Sin duda es una experiencia que marcó mi carrera. Algo inesperado, fuera de lo común y cuyo operativo fue tan perfecto que aún me sorprende. Aunque estoy retirado, sigo con mi trabajo particular y estoy escribiendo un libro sobre mis vivencias como Bombero y sin duda, la tragedia del avión militar será un capítulo especial", sentenció Chicahuala.

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