Historia

Aceptar, controlar y continuar, la batalla de la sanjuanina que vive hace 18 años con diabetes

Carla Contrera estudia Ingeniería y tras un duro camino y proceso de aceptación, conmemora el Día Mundial de la Diabetes relatando su historia.
sábado, 14 de noviembre de 2020 14:30
sábado, 14 de noviembre de 2020 14:30

"Ya no la veo como una enfermedad, es un modo de vida". Ese es el pensamiento y sentimiento de Carla Contrera, la joven sanjuanina de 26 años que a los 8 le diagnosticaron diabetes, y desde entonces su vida no fue la misma. Tras recorrer un difícil proceso para lograr la aceptación de la enfermedad crónica, hoy se encamina a alcanzar su título de Ingeniería Civil, de la mano de los controles, los pinchazos y la insulina. 

El 14 de noviembre, es la fecha establecida a nivel mundial para la concienciación global sobre la diabetes. En este aspecto, Carla reflexionó sobre su historia y su propia experiencia con la enfermedad.

"A los 8 años comencé con síntomas previos cuando me fui de vacaciones en enero. Adelgacé muchísimo de peso, orinaba mucho, más de lo normal y tomaba muchísima agua, esos fueron los indicadores para que mi mamá me llevara a la pediatra y fue después de los análisis, que me diagnosticaron diabetes. Mis valores eran muy altos pero estaba bien", comenzó relatando la joven a Diario La Provincia SJ, en el Día Mundial de la Diabetes. 

Fue desde ese momento que sus padres se sintieron abrumados por el diagnóstico de su única hija, y tras unas primeras consultas con diabetólogos en San Juan, decidieron llevarla a Mendoza, donde recibió elementos para el control y la colocación de la insulina, que facilitaron el comienzo de su tránsito con la diabetes. 

"Al principio era chica y no entendía muy bien de qué se trataba. Cuando crecí y empecé a conocer mejor la enfermedad, la rechazaba y me sentía mal por eso. Muchas veces no me quería pinchar y por eso fui a un psicólogo que me ayudó. Estaba con eso de que me tenía que cuidar de todo, de las comidas, de los golpes, de no poder comer cosas dulces, algo que cambió rotundamente cuando comencé con los médicos de Mendoza. Pero de igual forma me molestaba ir a los cumpleaños y llevar mi propia comida, por ejemplo, me daba vergüenza", recordó. 

El proceso no cambió del todo durante la adolescencia y se vio dificultado con crisis de bajas bruscas de insulina, de las que no se podía levantar de la cama. "Tenía que ir a la escuela y no me podía despertar, mis papás se iban antes a trabajar y no no me podía levantar. Era muy difícil, hasta que decidí que no podía continuar así y volví al psicólogo. Me ayudó muchísimo para aceptar la enfermedad y conocerla más, al mismo tiempo de conocerme yo también", aseguró la joven. 

Fue entonces que su actitud para con la diabetes cambió y pasó a tomar la decisión de continuar con su vida de la forma más normal posible, comiendo de todo y con un exhaustivo control. 

Carla con sus padres

"La bici siempre me gustó y entendí que la actividad física en esto es una obligación para estar bien. Por eso empecé ciclismo, las primeras veces que salía, iba sin caramelos o sobrecitos de azúcar y volvía muy descompuesta, pero después supe todo lo que necesitaba. Me pincho entre 10 y 12 veces por día y me coloco insulina correctiva antes de cada comida. A nadie le gusta eso y si me dieran la posibilidad de no tenerla, la eligiría sin pensarlo, pero es algo que no puede pasar y pero por eso no me voy a frenar", dijo. 

Cursando ya el último año de la carrera universitaria que la convertirá en ingeniera civil, Carla espera que muchas otras personas entiendan y logren aceptar que la diabetes se controla para que no condicione las actividades cotidianas desde ningún punto de vista. 

"Sin mi familia que siempre estuvo a mi lado, mi novio y mis amigos que me apoyan y me cuidan siempre, seguro habría sido diferente. Lo importante es que uno puede seguir, puede estudiar, trabajar y hacer todo lo que quiera. Hay elementos que hoy por hoy ayudan mucho como lo es el parche de control que hace que uno no se pinche los dedos todo el tiempo. Hay que incorporar los cuidados y seguir de la mejor manera", finalizó con emoción. 

Datos de la diabetes en Argentina 

La diabetes es la segunda enfermedad crónica más frecuente en la infancia después del asma y por esa razón es importante "prestar atención a los síntomas que se manifiestan en los más chicos y actuar para que se realice un diagnóstico temprano y un tratamiento que permita el mejor acompañamiento posible de la enfermedad", afirmaron especialistas del hospital pediátrico Juan P. Garrahan en vísperas del día mundial de esa enfermedad.

En la Argentina, según cifras oficiales, se diagnostican entre 5 y 10 nuevos casos cada 100.000 personas todos los años y el hospital Garrahan atiende más de 500 pacientes con diabetes de forma estable y con seguimiento continuo, incluso en el contexto de la pandemia.

Durante el periodo de aislamiento, "se realizó una exhaustiva búsqueda para contactar a cada uno de esos pacientes que permitió continuar con sus controles en forma virtual", señaló un comunicado de ese centro de salud ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios.

El 90% de los pacientes pediátricos con diabetes presenta diabetes tipo 1, en la que el páncreas no produce insulina, una hormona que permite a la glucosa ingresar a las células y generar energía.

Por ahora, este tipo de diabetes no tiene cura y su tratamiento busca proporcionarle al organismo la insulina que no puede producir, explicó el texto.

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