Emocionante

Milagros, la beba de un médico sanjuanino que nació en casa mientras su padre luchaba contra el coronavirus

Entre la mamá y la abuela se las arreglaron para que la pequeña tuviera su llegada al mundo de película y en el sillón de su propia casa.
sábado, 4 de abril de 2020 18:00
sábado, 4 de abril de 2020 18:00

¿Quién no vio en una peli cuando una mujer comienza con contracciones y sale el resto a calentar sábanas y toallones?. Eso mismo pasó en la realidad y paradójicamente, en la casa de un médico sanjuanino mientras él estaba en el hospital en pleno comienzo de la lucha contra el coronavirus. 

Se trata de Marcelo Molinelli Maratta, un joven médico sanjuanino quien se mudó hace algunos años a Buenos Aires para hacer su especialización. La idea era obtener la certificación y volver a su tierra natal, pero cupido tenía otros planes para él y le presentó a quien hoy es su esposa Ángeles Muguerza.  Ambos decidieron formar su familia en Mar del Plata, allí Marcelo se desempeña en el Hospital de Clínicas. Al día de hoy tienen tres hijos, Agustín de cuatro, Manuel de un año y Milagros de casi dos semanas.  

El país estaba revolucionado, el presidente acababa de decretar el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio y los doctores comenzaban la lucha contra la pandemia. Era sábado en la noche y Marcelo estaba de guardia cuando recibió el llamado de su mujer avisando que se avecinaba la llegada de su tercer hijo, pero el papá se perdió lo que pasó en los veinte minutos siguientes a que cortó la llamada.

Los papás orgullosos de la llegada de Mili.

"Sé que es algo que puede pasar cuando tuviste un parto muy reciente, se llama parto en avalancha. Yo tengo un nene de un año recién cumplido. No es que yo buscara que naciera en casa, todo lo contrario, quería ir al hospital. Pero el trabajo de parto habrá durado entre 20 minutos y media hora", recordó la mamá en diálogo con Diario La Provincia SJ.

Con un bebé llorando en su habitación, su hijo mayor de tan solo cuatro años mirando asustado y su suegra corriendo en busca de ayuda, Angie comenzó el trabajo de parto en su propio living. "Empecé con una contracción fuerte en los últimos minutos del sábado y los primeros del domingo. Estaban mis dos hijos y mi suegra durmiendo. Mi marido estaba de guardia, le llamé, me puse muy nerviosa porque sentía que iba a nacer. Por suerte estaba mi suegra. Ella salió a buscar al vecino que es remisero para que nos llevara, pero me senté en el sillón, tuve dos contracciones fuertísimas y me di cuenta de que estaba saliendo la cabeza de la bebé. Así que mi suegra fue quien la recibió a Milagros. Por suerte tengo otra vecina que es pediatra y llegó ahí nomás, salió todo bien", resumió.

Ella es la pequeña Milagros, con horas de nacida, ya atendida en el hospital.

Así llegó Milagros a este mundo, de sorpresa. "La experiencia fue súper positiva, porque fue tan rápido que una vez que la tenés seguís caminando. Estaba a término, la gordita está bárbara. Estaba esperando el momento desde hacía varias semanas, no daba más con el calor y los otros dos niños. Ya las apuestas que habíamos jugado con mi familia sobre la fecha del parto se habían acabado, y justo les estaba escribiendo que eligieran otra, pero terminé de escribir y arrancaron las contracciones. A las 00.01 la llamo a la pediatra así que todo quedó registrado. Desde el primer embarazo estaba repensado el nombre, pero podemos decir que calzó justo".  

Historias de madre
No es la primera vez que Angie tiene una sorpresa en el parto. "Con el primero tenía programada una cesárea porque nunca se dio vuelta. Pero una noche empecé con contracciones cada vez más fuertes, cuando llegué al hospital estaba con 9 de dilatación. Fue un domingo de pascuas en el que hice venir al doctor y me dijo que el bebé ya estaba abajo así que me dio la opción de tenerlo de parto natural de cola que siempre es más difícil para la madre. Yo no sabía que estaba esa opción así que fui muy feliz. En hora y media lo tuve. Como fue un parto muy poco frecuente, estaban todos los residentes, las enfermeras filmando, el obstetra tomándoles las maniobras a los residentes sobre cómo era ese parto", recordó entre risas. 

Angie con sus tres hijos, "Tintín", "Manucho" y la recién llegada de quien no se separan un segundo.

El segundo también tiene su historia. "Fue un trabajo de parto tranqui. Ese día Marcelo también estaba de guardia. Me fui al hospital y llegué con cinco de dilatación. Le avisé a mi marido para que se viniera. Él llegó, pero yo sentía que ya nacía, me metieron a la sala de parto mientras él se cambiaba, el bebé ya había nacido, así que también se lo perdió. He tenido muy buenas experiencias y siempre que puedo les recomiendo a las mamás que los tengan por parto natural, porque el cuerpo de la mujer se recupera pronto. Muchas tienen miedo al dolor pero después de tenerlo podés caminar", agregó. 

Visión de abuela
La otra gran protagonista de la historia fue la abuela María Inés Maratta, quien había viajado hasta La Feliz para ayudar a su nuera en sus últimos días de embarazo, pero nunca imaginó que también iba a ser partera. "Yo estaba acostada, y fue mi hijo el que me llamó por teléfono después de colgar con su mujer para pedirme que subiera a ayudarla. Me levanté y ella ya tenía contracciones muy fuertes. Así que no había tiempo de esperar al padre. Salí a buscar al vecino que es remisero, le estaba golpeando la ventana pero sentí los gritos de Ángeles y volví corriendo", contó su versión la abuela.

Mili y sus ángeles custodios.

No tenían nada estéril preparado para el parto porque siempre pensaron tenerlo en el hospital así que María Inés tomó los recaudos que pudo. "Ella se había recostado en el sillón y me di cuenta de que ya llegaba así que corrí a lavarme las manos muy bien. No sabía de dónde sacarla porque la cabecita es muy blanda todavía, así que decidí agarrarla desde la carita y en una contracción salió. Se la puse a Angie en el pecho y lloró así que me dio tranquilidad. En cuanto llegó la pediatra le sacó la placenta. A la media hora llegó la ambulancia y ya le cortaron el cordón allá". 

Milagros, finalmente en los brazos de su orgulloso papá.

"Después de que hice mi trabajo me quedé temblando, pero fui a calentar toallones para envolver a la bebé y que mantuviese la temperatura. Gracias a Dios saqué fuerzas para poder hacerlo. Agradezco que no haya sido con ninguna complicación, fue hermoso", sentenció María Inés.

Una historia hermosa, en tiempos difíciles y una bebé que desde antes de nacer entendió todo: #QuedateEnCasa.

Comentarios