Historia en pandemia

El mercado de Rawson, el lugar donde se extreman los cuidados para evitar el coronavirus

El gran mercado de frutas y hortalizas de San Juan trabaja bajo estrictos protocolos ya que ahí no sólo reciben a productores locales, sino también a transportistas de otras provincias.
miércoles, 5 de agosto de 2020 00:00
miércoles, 5 de agosto de 2020 00:00

El día en el mercado concentrador de frutas y hortalizas de San Juan, ubicado en Rawson comienza temprano, incluso antes de que salga el sol, cuando los primeros camiones empiezan a llegar para abastecer a los diferentes puestos de mercadería. Algunos de ellos son locales y otros llegan de diferentes provincias, la actividad nunca para.

Sin embargo desde que la pandemia de coronavirus comenzó a expandirse en Argentina, las normas de seguridad se endurecieron en la feria, incluso para los propios vendedores locales. Ahora ya no esperan a los transportistas extranjeros con un apretón de mano, sino que la llegada se acuerda y los saludos se dan lejos, con la mirada, y con protocolos de por medio.

“Los camiones que llegan de otras provincias se fumigan al ingreso de la feria y se les toma todos los datos al conductor, al igual que la temperatura. Después pasan adentro a descargar. Así pasan toda la noche y toda la mañana, hasta las 14:30 horas que comienza la venta al público. En el caso de los productores locales, llegamos a esa hora, descargamos y ya comenzamos a vender directamente”, cuenta a Diario La Provincia SJ, el presidente de la feria, Juan Carlos Giménez, mientras arma su puesto de venta de lechugas.

El clima el movido ahí dentro y por eso se hace necesario que una camioneta reproduzca el mensaje, indefinidas veces, recordando sobre las normas de seguridad a respetar. Todo eso se estableció a raíz de la conducta indebida de un transportista extranjero, que durante los últimos días de julio desvió su ruta en la provincia.

“A partir del camionero que desobedeció las reglas ya que no debía venir a San Juan sino que la provincia era su paso, es que ya no permitimos venir a ningún camión que llegue fajado, el que llega así sabemos que desvió su ruta y por eso debemos dar aviso a las autoridades inmediatamente. Eso nos asustó porque acá nuestro personal se cuida mucho. Da bronca también, las normas están para cumplirse pero no por capricho sino para cuidar al otro también”, agrega Juan Carlos, en medio de una venta a un verdulero conocido.

En la feria de Rawson, como es conocido comúnmente el lugar, trabajan más de 300 productores locales que no solo ponen en juego sus producciones, sino también el esfuerzo de sus familias y sus proyectos de vida. Es por eso que desde la dirección del mercado, se procuró mantener siempre visible la cartelería sobre cuidados por el coronavirus en lugares donde antes había carteles con ofertas y avisos de stock.

“Colocamos jaboneras con alcohol en gel y en los baños hicimos lo mismo. Todo el que ingresa al mercado, se le toma a temperatura y siempre estamos atentos a que los elementos de higiene no falten. Además sumamos una camioneta que da vueltas por el predio y que emite únicamente los mensajes de cuidado a la salud y las normas que se deben respetar acá adentro. Acá nos conocemos todos, somos una familia pero se hace necesario repetir el aviso”, asegura Juan Carlos.

Todos estos cambios se sumaron a lo que en un principio de la pandemia, la cuarentena provocó en San Juan. El aislamiento obligatorio llevó a una transformación en el consumo debido a los temores por lo que la pandemia podía llegar a producir en la provincia. Motivados por eso, los sanjuaninos tomaron una actitud precavida en cuanto al abastecimiento de alimentos.

“El consumo cambió al inicio de la pandemia cuando la gente creyó que debía abastecerse de alimentos para la cuarentena. Crecieron mucho las ventas para aquel entonces porque si bien no se compraba en grandes cantidades, sí compraban seguido y eso nos hacía tener muchas ventas permanentes. Además se incrementó la cantidad de clientela que se dedica a la verdulería ya que hubo muchos que a raíz de quedarse sin trabajo, se volcaron a esto. Los puestitos de verdulerías en la provincia crecieron bajo el mando de personas que se dedicaban a cualquier otra cosa. A lo que hace a ventas, la pandemia parecía una bendición para nosotros pero después todo menguó”, cuenta con resignada actitud.

Esas ventas a gran escala rompieron la barrera de los 500 a 700 vehículos que a diario llegan a la feria y se parecieron más a las que se producen en los grandes días festivos del año, como navidad y año nuevo.

“Cuando las ventas son grandes es porque viene poca gente, en cambio acá empezó a pasar que venía mucha más gente que antes de la pandemia, entonces las ventas se comenzaron a distribuir entre todos. Ahora se nota la baja ya que el dinero que falta en las familias o en los emprendedores, acá se refleja automáticamente”, aclara Giménez.

Pese a las subas y bajas que la cuarentena por coronavirus provocó en la feria, los productores y comerciantes continúan día a día, más allá de los miedos que en un principio también se apoderaron de ellos.  

“Al comienzo sí teníamos miedo porque desconocíamos cómo se iba a dar todo. En algún momento pensé en dejar que las lechugas que pudran en la finca y no venir a exponerme acá, pero no fue posible, hay que seguir con la vida. Tratamos de mantener el ámbito de trabajo y respetar las normas de seguridad, es un trabajo doble, no solo el de venir y vender sino también el de controlar que todo eso se cumpla”, revela el director.

Un espacio de fiestas que espera lo más difícil

En medio de todo el movimiento infinito entre cajones de verduras, jóvenes changarines y compradores ingresando por diferentes accesos, en la feria de Rawson hay un lugar que solía contener los momentos más felices y emotivos. Se trata del salón de eventos que hoy está transformado en el espacio de aislamiento si es que alguno de los productores llegara a ser sospechoso de portar el virus.

“Acá les festejamos el cumpleaños de 15 a mi hija y el cumpleaños de 80 de mi mamá. Es una salón con historia que hoy se convirtió en el Área de Aislamiento Covid, hasta el momento no hemos tenido que usarlo para eso, gracias a Dios, y esperemos que siga así. Uno trata de hacer las cosas bien porque esto es un modo para seguir viviendo, para llevar el pan a la casa. Acá hay que gente de toda la vida y muchachos jovencitos, muchas familias, esperamos continuar de esta misma forma para seguir bien”, finalizó Juan Carlos Giménez.

Es así que todos siguen día a día, respetando horarios que se repiten de forma ondulatoria y procurando que la cadena no se corte, con el objetivo se continuar vendiendo y a la vez ofreciendo un abastecimiento seguro a cada verdulería de San Juan.

 

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