El destino incluye giros inesperados en sus caminos y une a personas en situaciones tan especiales que se recuerdan para siempre. Ese fue el caso de Emiliano Mereles, el joven que murió en Angaco junto a su novia Gimena Castro al volcar y caer en un desagüe. Trabajaba como chofer en la empresa Albardón y fue el nexo de una historia que tuvo, contrario a lo que pudo ser, un final feliz.
Este mes, Carlos Barroso, un vendedor de sandwiches en microcentro, encontró un bolso en un asiento de la línea 404. Había subido a la unidad y le llamó la atención. Se dio cuenta que su posible dueña ya había bajado y decidió hablar con el chofer para entregárselo. Se trataba de Emiliano, al que saludaba cada vez que subía y le pareció una persona confiable.
"Si bien hablé poco con él antes, no dudé en darle el bolso. Me dijo que iba a ver cómo hacía para ubicar a la dueña o si lo dejaba en la empresa. Después, al día siguiente cuando yo estaba trabajando, veo que una chica viene hacia mí. Me pregunta: "¿se acuerda de este bolso?" Le dije que sí, que perfectamente me acordaba. Me contó: "es mío, lo perdí en el colectivo y venía a darle las gracias". Emiliano, el chofer, abrió la computadora, se comunicó conmigo y me dijo que fuera por la empresa. Después, me contó que fue usted el que la encontró", detalló Carlos a Diario La Provincia SJ, movilizado aún por ese recuerdo y por el gesto de Emiliano. La joven es la profesora de Inglés, Julieta Menegazzo que pasó de la desesperación al alivio por la honestidad del vendedor.
Por su parte, Carlos aún se conmueve de que en esa historia de solidaridad y agradecimiento, Emiliano dejó que él y Julieta fueran el centro de atención y favoreció que se conocieran. "Ella lloró y estaba muy agradecida. Fue un momento muy lindo. Ahora, lo que más me duele es no haber tenido tiempo de agradecerle a Emiliano lo que hizo, él se corrió a un lado de esto y me dejó como protagonista. Podría haberse atribuido el hallazgo y no lo hizo", relató.
Por eso, cuando se enteró de la noticia de la trágica muerte del joven y su novia, no podía creerlo. "Me sentí muy, muy mal. Se me nubló todo, se me vinieron los recuerdos encima. Busqué la información para chequear si era él y lamentablemente, lo confirmé. Me quedé mal porque no le dí las gracias. Lo vi pasar en el colectivo el viernes como a la 3 de la tarde, por donde trabajo y le hice señas. Y después, lo vi pasar el domingo pero él no me vio. No pude decirle todo lo que quería", se lamentó.
"Sólo Dios sabe por qué pasó esto (por el vuelco fatal); más siendo él profesional del volante. Uno no lo entiende. Le estaré siempre agradecido y Dios quiso que nos cruzáramos ese día, cuando él manejaba el colectivo", sentenció.