Día de la Sanidad

La sanidad en el San Juan del 1900: "a los hospitales se iba a comer y a morir"

Este 21 de septiembre se celebró el Día de la Sanidad. Alejandra Ferrari, reconocida investigadora sanjuanina, explicó cómo funcionaba el sistema sanitario en el siglo pasado.
viernes, 22 de septiembre de 2023 09:09
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A fines del SXIX, San Juan tenía un sistema de salud complejo y estratificado, donde las entidades de beneficencia tenían un rol crucial en el cuidado de los sectores más empobrecidos de la sociedad. A su vez, estas agrupaciones conformadas en su mayoría por mujeres, se transformaron en un espacio de crecimiento y empoderamiento de las damas de familias con alto poder adquisitivo.

La historiadora Alejandra Ferrari, perteneciente al Instituto de Investigaciones en Historia Regional y Argentina "Prof. Héctor Arias", lleva dos años investigando cómo funcionaba este sistema a partir de 1880. "En este momento estoy trabajando acerca de la Conferencia de Damas de la Sociedad San Vicente de Paul, que se organizó en 1885 y presentó algunas particularidades muy novedosas para la época. Pero había una organización más antigua todavía que era la Sociedad de Beneficencia propiamente dicha que se organizó en 1830", explicó la académica a Diario La Provincia SJ, en el contexto del Día de la Sanidad que se conmemoró el 21 de septiembre.

El poder en la caridad
Estas entidades, se ocupaban no solo del ámbito de la salud, sino también del cuidado de huérfanos, enseñanza de la lectoescritura y de oficios, etc. Afortunadamente, hay mucha información al respecto, que se encuentra resguardada en el archivo del Arzobispado. 

"Hubo algunas organizaciones de hombres también, pero tuvieron una vida muy cortita y no tan fructífera. La mujer, en esta época, no tenía muchas chances de hacer vida social ya que no le estaba permitido trabajar ni estudiar. Estas entidades integradas por niñas y señoras de la alta sociedad  se ocupaban de dos cuestiones valiosísimas: enseñar a leer y escribir a las mujeres, desafiando las normas sociales de la época, y atreverse a ingresar a las cárceles para brindar apoyo moral y enseñar oficios a los presos".

Las mujeres tenían pocas opciones para estudiar, por eso necesitaban de estas sociedades para enseñarse unas a otras. En 1839, concebida por Sarmiento y Fray Justo Santa María de Oro, comenzó a funcionar el Pensionado de Señoritas. Solo duró un año y recién fue abierto una década después. Gentileza: Fundación Bataller.

Ferrari subrayó cómo estas organizaciones no solo se ocupaban de la asistencia material, sino que también desempeñaban un rol político y de empoderamiento para las mujeres. A lo largo del tiempo, estas mujeres se volvieron más activas en la toma de decisiones, la gestión de recursos y la búsqueda de derechos políticos. 

Se convirtieron en agentes de cambio dentro de la sociedad, fortaleciendo su posición y su impacto en la comunidad. Este empoderamiento gradual ha sido considerado por varios analistas como contribuyente al movimiento sufragista, ya que las mujeres comenzaron a darse cuenta de su capacidad para gestionar recursos y tomar decisiones políticas. 

¿Quiénes eran pobres?
Algo particular de esta época, es que no cualquier persona sin dinero era considerada pobre. "En aquel momento había varias clases de pobres, pero fundamentalmente, es aquel que no puede trabajar, ancianos, niños, mujeres que tenían muchos niños a cargo, etc., eran personas que estaban realmente desvalidas. Aquella persona que estaba en condiciones de trabajar pero no lo hacía era considerado un vago. Para este último tipo no había ningún tipo de ayuda ni apoyo", reveló Ferrari.
  

En este libro, publicado por la UNSJ, se encuentra información detallada de cómo funcionaba todo en aquella época.

Además, había otra subclasificación dentro de la pobreza."Estaban los pobres vergonzantes y los de solemnidad. Dentro de los primeros estaban quienes en algún momento fueron ricos, que perdieron todo, y que por su honor, rango o historia, no puede mendigar ni trabajar. Ellos recibían ayuda en secreto de las sociedades de beneficencia. Los pobres de solemnidad eran los realmente pobres, que habían nacido así y lo certificaban ante un escribano público. No pagaban abogados y cuando iban a los hospitales recibían medicamentos gratis".

Cómo funcionaba el sistema de salud
Para ese entonces, ya había hospitales para hombres y para mujeres. Este último, el Hospital San Roque, se fundó en 1865 gracias a la donación de sus propiedades que hizo Gertrudis Funes, en el espacio en el que actualmente ocupa la plaza con su nombre.

En esta época, los hospitales no eran lugares a los que la gente rica acudía. Por el contrario, los médicos iban a las casas de las personas adineradas. Los hospitales eran frecuentados por aquellos en situaciones precarias, y a menudo se les describía como lugares donde se buscaba alimentarse y afrontar la muerte. "La gente rica no iba a los hospitales, sino que el médico iba a su casa. No hay que olvidar que era una época sin obras sociales y difícil acceso a médicos y medicamentos. A los hospitales se iba a comer y a morir", confirmó la historiadora.

Damas de apellidos ilustres de la provincia, se reunían en el Hospital San Roque para organizar las tareas de beneficencia. Gentileza: Fundación Bataller.


 
"Para colaborar con la supervivencia de la gente a la que ayudaban, una vez por semana llevaban a los hospitales, luego a las familias a las que tomaban a su cargo y a quienes estaban en prisión, les acercaban raciones fijas de alimentos como carne, leche y pan, además de ropa. Llegó a ver tres grandes conferencias acá en San Juan, en Concepción, La Merced y en Trinidad. Ellas trabajaban por células y cada dama tenía a algunas familias pobres a su cargo".

Cómo se financiaban las sociedades de beneficencia
Para poder seguir adelante con su labor, necesitaban dinero, por eso organizaban eventos como bailes, funciones de teatro y conciertos, y aprovechaban cualquier oportunidad para solicitar donaciones, incluso a circos que visitaban la región. Por eso, los hombres de la sociedad las empezaron a llamar "las pedigüeñas". 

En San Juan hubo varias sociedades de beneficencia, como la comisión de damas de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos. Gentileza: Fundación Bataller. 

"Se dirigían al gobernador, a los diputados y senadores, que eran sus mismos maridos, novios e hijos para pedirles plata. E incluso van a animarse ellas mismas a negociar con los arquitectos e ingenieros en la construcción de hospitales y hospicios". 

Fue así como lograron fundar el Asilo de Mendigos, un lugar que albergaba a alrededor de entre 60 y 80 ancianos que recogían de la calle, ya que estaba prohibido pedir limosna. El edificio estaba ubicado en Trinidad a metros del Colegio El Tránsito y hoy es una construcción abandonada. 

Aunque sus nombres individuales pueden haber quedado en el anonimato, su labor y la evolución de estas organizaciones dejaron una huella significativa en la sociedad de San Juan.

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